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Calidad y sistema

BARCELONA, SPAIN - JANUARY 11: Jordi Alba (2ndR) of FC Barcelona celebrates with his team mates after scoring his team's third goal during the Copa del Rey round of 16 second leg match between FC Barcelona and Celta de Vigo at Camp Nou on January 11, 2018 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

Calidad y sistema

Al Barça de Valverde empieza a salirle todo. El Txingurri parece tener al equipo en el punto donde imaginó poder llevarlo. 2018 ha arrancado para los culés con un extra de confianza, el sistema y los esquemas asentados, y sumando futbolistas a la causa. Su último botín fue el pase a cuartos de Copa logrado noche en el Camp Nou, y su última víctima un Celta de Vigo con el que tenía cuentas pendientes. Habían logrado los de Unzué y Aspas sacar algo positivo del feudo azulgrana antes del parón navideño, en un partido de signo  abierto pero en el que, indudablemente, supieron infligir a los locales más daño del que su técnico habría deseado. Así pues, advertido, Valverde tomó cartas en el asunto.

Con el precedente liguero en la memoria y el cojín del empate a uno cosechado en Vigo, el técnico barcelonista planteó un encuentro de mucho control, en el que el ritmo lento de una medular sosegada redujera las opciones de una pérdida de balón que abriera a su rival la puerta de un contraataque. Busquets, Iniesta, Rakitic, Piqué, Mascherano, Jordi Alba o Messi, dieron prioridad a establecer una posesión segura. En segundo lugar, la titularidad de André Gomes sumó en el perfil derecho a un interior capaz de cerrar junto a Semedo la salida del vertical Pione Sisto y, a su vez, cerrar por dentro para lanzar a Rakitic sobre Lobotka. De este modo, en muchas fases del partido, el Barça sin balón organizó a su medular en un 3+1 que abrigara a Busquets al tiempo que situaba por delante a una pieza encargada de presionar al lanzador celtista. Por último, a los locales les sonrió la decisión de Unzué de dar entrada a Emre Mor en el once en detrimento de Maxi Gómez, pues a parte de que el turco generó poco peligro por si solo, ancló a Iago Aspas en punta, reduciendo su impacto entre líneas. Sin nueve que dividiera atenciones y empujara hacia atrás a los centrales del Barça, Piqué y Mascherano pudieron pegarse a Busquets tanto como hiciera falta para negarle al Mago de Moaña el balón a su espalda. El Celta no pudo activar ni su contraataque, ni un primer pase ventajoso, ni tampoco a su crack y hombre decisivo.

Sí lo hizo el Barça, que a base de sumar pases le entregó a Leo Messi el balón y a un rival zarandeado. Sin comprometer el control de la situación ni la propiedad sobre el cuero, supieron los blaugranas ser punzantes y fluir en el ataque, cambiando atinadamente la velocidad de la jugada, encontrando espacios para desarrollarla y apoyándose en su acción más indefendible para inclinar decididamente la balanza. En lo que llevamos de temporada, el fútbol español no ha encontrado la forma de anular la conexión entre Messi y Jordi Alba, esa que hasta el momento sólo precisa del balón en los pies del argentino y un espacio por delante del lateral para terminar con un disparo a puerta. La calidad individual y colectiva que atesora el Barça se encarga de proveer de la pelota al argentino, mientras que la inteligencia posicional de Andrés Iniesta, las conducciones del central zurdo, la amenaza de Luis Suárez y la atracción que genera de Leo  Messi, se ocupan de garantizar que aparezca lo segundo. A partir de ahí, el desenlace: un pase cruzado medido que Alba siempre recoge en el momento oportuno, una perfecta continuación del catalán y la definición del 10. A su alrededor, un rival cortado en perpendicular, decantado primero hacia una banda y luego hacia la otra para aclarar el paisaje en los respectivos lados débiles, y desgarrado por una separación de líneas abierta a empujones. Una corriente favorable para que Luis Suárez anuncie su retorno, Busquets su dominio y Rakitic su utilidad. Para que el juego y la confianza del Barça de valverde continúen retroalimentándose.

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– Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:2
  • Alex Playa 12 enero, 2018

    No lo digo con animo de criticar pero que aporta Andre Gomes que no aporte Denis Suarez? Hay alguna razon tactica para que fuese más adecuado para el partido de ayer? O es que senzillamente, como habeis comentado, se trata de que Valverde quiera tener activados al máximo numero de jugadores?

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    • Morén 13 enero, 2018

      Yo creo que contra el Celta tuvo que ver principalmente con una cuestión física. Según yo lo vi, la alineación de André respondió a 3 encargos. Dos defensivos y uno ofensivo. En lo primero se le pidió poder detener las arrancadas de Pione Sisto cuando éste empezara el ataque muy abajo en transición, mientras que defendiendo en posicional el portugués fue el hombre que debía reforzar a la derecha de Busquets para que Rakitic pudiera salir a tapar a Lobotka. En lo ofensivo, el Barça lo buscó bastantes veces con salidas directas, para aprovechar su superioridad física en banda contra el lateral del Celta, para superar la presión viguesa y no exponerse a una pérdida atrás.

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