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Doce meses después

Doce meses después

Doce meses pueden parecer un mundo. O un suspiro. Un océano que cruzar a nado, o la cercanía de un roce. Doce meses es el tiempo que ha pasado desde que el Barça salió de París herido y con la obligación de lograr un milagro, en la antesala de un nuevo y rotundo traspiés en Turín, este ya sin cura. Doce meses han tardado los culés en regresar como visitantes a una eliminatoria de Champions League, luciendo, a las puertas de Stamford Bridge, un semblante muy distinto al que cupo imaginarles. Líder de la Liga y finalista de la Copa, el conjunto azulgrana que anoche inició un camino que no permite retorno en la competición más exigente, saltó al césped con una única cara nueva, sin Neymar, sin Dembélé y sin Coutinho. Valverde no tuvo en su mano individualidades más poderosas o fiables que las que han despedido las últimas ediciones de la Copa de Europa demasiado pronto. Lo que sí ha logrado el Txingurri es que esas piezas formen un mejor colectivo. Al menos, uno más sólido. La primera piedra a partir de la cual el técnico ha conseguido tal cosa, ha sido la aceptación, tanto desde fuera como sobre todo desde dentro, de los propios límites y circunstancias, a través de las cuales buscar soluciones concretas, diseñar herramientas particulares y abrazar un camino acorde a la realidad competitiva del grupo. Hoy por hoy, nadie como Valverde sabe de sus límites, porque es justamente sobre ellos que ha moldeado a su equipo, de la mano de un preciso trabajo de ebanista que, doce meses después, había dado como resultado a un aspirante con apariencia de candidato a todo.

En este sentido, el Chelsea de Antonio Conte, último e incontestable campeón de la Premier League, se presentaba como un adversario especialmente indicado ante el cual testar el disfraz azulgrana. Una prueba para comprobar cómo respondían en Champions las medidas que marcan firme el paso en los torneos domésticos. Completados los noventa minutos, la premisa se demostró exacta: el Barça mostró en Stamford Bridge lo que es, lo que no es, lo que tiene, lo que le falta y lo que está a tiempo de encontrar. Consciente de la tramoya, de los hilos que mueven el decorado que observa el público, el entrenador del Barça planteó de nuevo un encuentro en el que su equipo limitara el riesgo, tratara de dominar el ritmo y seleccionara los momentos para hincarle el diente a su adversario. En esta línea, la principal noticia respecto al once presentado, más que sobre el nombre de Paulinho giró sobre la posición del brasileño. Titular en buena parte de las batallas más duras que han librado este curso los blaugranas, que formara de inicio era un factor probable, pero menos habitual resultó su empleo. No fue el mediapunta ni en ataque ni en defensa, sino que con balón para su equipo tendió a mezclar la banda con el área habilitando espacios y abriendo opciones de salida en largo, y sin la pelota pasó a cerrar a la derecha de Rakitic para que el croata no abandonara el carril central. Aunque en un primer momento su colocación pareció empujar hacia atrás a Marcos Alonso y generar para Sergi Roberto y Messi una zona para tocar el cuero con comodidad, a medida que sus recepciones por delante del mediocampo fueron mostrándose ineficaces tanto para dar continuidad al juego como para asegurar el envío directo, sus encargos tuvieron un impacto positivo más bien escaso.

- La disposición estrecha del mediocampo del Chelsea, con Pedro y Willian acudiendo a cerrar espacios interiores. -

– La disposición estrecha del mediocampo del Chelsea, con Pedro y Willian acudiendo a cerrar espacios interiores. –

Ante un Chelsea que, sin Morata, presentó a Hazard en punta y que así pudo recuperar dos elementos exteriores por delante de los carrileros, el encuentro, pues, se dibujó de forma distinta según cual de las dos mitades fuera la ocupada. En la del Barça, la primera línea de presión blue cada vez más adelantada y representada a la perfección por la altura del campo a la que se situaba Marcos Alonso, la inclinación de Pedro y Willian hacia el interior para dificultar el avance en corto y el dominio sobre el desplazamiento largo tanto por arriba como por abajo, planteó a los culés un inicio desde atrás pesado y en el que la lenta cadencia en la combinación no fue sinónimo de seguridad sino de atasco. Sólo las conducciones de Sergi Roberto desde el lateral cortando con el esférico en los pies un entramado preparado para taponar las rutas del pase, edificaron una salida sostenida que alejara a los ingleses de la transición cómoda. Además, que el hecho de no poder desplegarse con balón y acumular pases demasiado lejos del ataque, por momentos impidiera al mediocampo alcanzar la altura y la posición desde la que habitualmente activa la presión, permitió que cuando la pelota caía en los pies de los delanteros del Chelsea éstos se encontraran en disposición de de alterar la habitual compostura defensiva de los barcelonistas. Los movimientos de Hazard desde la punta hacia los costados o la frontal, la actividad de Pedro rondando la corona o la intuición de Willian para filtrarse entre las dudas y amonestarlas con su formidable surtido de disparos lejanos, hicieron verse a los culés, por tramos, más vulnerables de lo acostumbrado.

busiEl segundo escenario tuvo lugar en la mitad custodiada por los londinenses, en los momentos del partido en que los hombres de Valverde consiguieron asentar los ataques arriba y situar al máximo número de futbolistas por delante de la línea divisoria. Aquí el juego encontró dos fases más o menos claras. En primer lugar, una en que la combinación del Barça pudo ser ágil e ininterrumpida, apoyada en la superioridad numérica azulgrana cuando juntaba cerca de la zona de medios a Busquets, Rakitic, Iniesta, Messi, Roberto y los centrales, y traducida en la libertad tanto del mediocentro como del lateral derecho para ofrecerse como aliados permanentes de sus compañeros más próximos.

Sujetados los tres centrales y Victor Moses por Luis Suárez y Jordi Alba, la circulación culé era capaz de acumular buenas noticias antes de aproximarse al último cuarto de campo. Es ahí, no obstante, donde más crudamente constó el déficit de desequilibrio de la ofensiva visitante. Sin regate en banda y detenido el desborde desde la medular de Andrés Iniesta, la fórmula, para ser completa, demandaba de Luis Suárez y Leo Messi. El primero se topó con un ejercicio defensivo individual extraordinario de César Azpilicueta. El navarro se anticipó, corrigió, impuso la ley en su zona e incluso le sobró para equilibrar a unos compañeros de línea más dubitativos. Lanzado por un sistema que transige con desempeños más agresivos a nivel posicional, fue clave para que el Chelsea anulara una de las cartas que más necesita hacer pesar el Barça para esquivar sus límites. Con la otra no pudo. Por bien que la respuesta de los de Conte a la productiva conexión entre Messi y Jordi Alba fuera prácticamente perfecta, contra Leo la perfección debe ser redonda. Andreas Christensen le abrió un ángulo, e Iniesta y Messi lo castigaron. En 8 y el 10 son los dos que más saben sobre el tiempo. Sobre el que han vivido juntos, sobre el que ha pasado desde el último mes de febrero, y sobre el que ahora tendrá Valverde para encontrar nuevos disfraces. Quizá el siguiente tenga acento francés.

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– Foto: Ben Stansall/AFP/Getty Images

Comments:5
  • vi23 21 febrero, 2018

    Suárez no pesó en la primera parte. Pero en la segunda sí que incordió y puso nerviosos a los centrales (me atrevería a decir que también a Azpi) intentando heroicidades del estilo del Parque de los Príncipes 2015

    Lo de Busquets con balón es increíble. Y qué facilidad tiene para encontrar el pase vertical a Leo…

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  • Iniesta10 21 febrero, 2018

    Con la mala suerte que ha tenido Dembelé con las lesiones, y sin la participación de Coutinho, el equipo está muy justito. Como bien dices, se le vieron todos los límites. De todas formas, en mi opinión, teniendo en cuenta las circunstancias de Dembelé y Coutinho más la marcha de Neymar, yo creo que esta champions es un regalo para el Barça, en el sentido de que Valverde ya avisó, y la afición lo sabe, que no tenemos nivel para ganarla. La podemos ganar, por supuesto, pero a día de hoy probablemente hay equipos con mayores recursos. Pero claro, siempre está Messi,

    No me gustó nada el partido de Paulinho. Creo que ahí en la banda no aporta mucho. Era un partido ideal para que jugara Semedo de lateral y Sergi Roberto más arriba, pero el portugués no pudo jugar por acumulación de tarjetas. Creo que a esta pareja los veremos en el partido de vuelta.

    Para lo que se vio, el resultado es muy bueno para el Barça

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  • Michel 21 febrero, 2018

    Estaba claro que ante el primer rival con entidad en UCL se iban a ver las carencias. No sirve de ejemplo el partido de Turín, sin Messi, por que las circunstancias eran distintas.
    Aparte de las carencias que se vieron, como la falta de desequilibrio en el uno contra uno, dejó notar la pérdida de la presión adelantada que tan característica es de los equipos de Valverde. Sólo se recuperó tras el gol de Williams y ahí fue dónde se vieron también las carencias de este Chelsea que, de todos a los que se ha enfrentado el Barça me parece el más flojo. Durante los 90′ tuve la sensación de que Messi la podía liar en cualquier momento, y eso no pasó en las otras dos eliminatorias anteriores en Stanford Brigde, todo ello pese a que tampoco participó lo que requería el partido, pero la sensación es que le daban el espacio suficiente, a pesar de tener a Kante.
    Ahora la incógnita es ver cuando recuperaran la chispa de diciembre y comienzos de año, y si un Barça solvente más Messi y Suárez son suficientes para alzar la séptima. Porque dudo que sin un Dembele a nivel Dortmund, por lo menos, y sin Coutinho lo puedan lograr. Por lo que me parece una pena tener que esperar otro año más para no seguir pensando que las Champions de Messi sin escasas.

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  • Javier 21 febrero, 2018

    Respecto al partido de ayer, quería apuntar los siguientes detalles: :

    1) Si comparamos la alineación titular con la de la última final de Champions, temporada 2014/2015, primera de Luis Enrique en el banquillo, coinciden 8 titulares. Sólo cambian lateral derecho (Sergi Roberto por Alves), central (Umtiti por Mascherano) y Paulinho por Neymar. En el lateral derecho Sergi Roberto, magnífico centrocampista, no mejora a Alves. Por supuesto Paulinho está, futbolísticamente hablando, a años luz de Neymar. Sólo de estas 3 modificaciones me parece que Umtiti en el puesto de central es superior a Mascherano.

    2) El equipo con respecto al mencionado de la final de Champions ha envejecido tres años, jugadores como Piqué, Iniesta, Messi y Suárez superan la treintena y otros como Rakitic, Busquets, Alba y Paulinho están a punto de hacerlo, es decir, 8 de los 11 titulares. A esto se añade que a estas alturas de temporada ha habido muchas menos rotaciones que en la 2014/2015.

    3) Hasta que Dembelé vuelva a su nivel y Coutinho pueda jugar Champions (próxima temporada) no hay nivel en los jugadores de banquillo para afrontar con garantías una competición de este calibre. De los jugadores que componían el banquillo de suplentes ayer, excluyendo a Dembelé, sólo había un jugador que a su máximo nivel , Denis Suárez, puede ser desequilibrante, pero ha perdido la confianza del entrenador.

    4) Para poder tener opciones ante los equipos más fuertes de Europa e hipotéticas siguientes rondas hay que recuperar sí o sí a Dembelé. Ayer el Chelsea se limitó a cerrar a Messi e Iniesta y anuló completamente el juego ofensivo del equipo, salvo en su único error defensivo. Con tres jugadores capaces de desequilibrar y abrir la defensa contraria
    Suárez sería aún más letal. Como buena noticia me quedo con el equilibrio que aportan los dúos Piqué/ Umtiti y Busquets/Rakitic, ahora sólo falta más desequilibrio arriba.

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  • Iniesta10 21 febrero, 2018

    Creo que Paulinho no es un buen fichaje para el Barça. Fichar a un jugador de 30 años que solo es, como mucho, un recurso puntual, por 40 millones … uff. Ese fichaje no se puede amortizar.

    Espero que este verano empiecen a acertar un poco más, porque creo que tenemos el peor mediocampo de los últimos 20 años.

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