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Remember the name: Max Meyer

Remember the name: Max Meyer

Nombre: Maximilian Meyer

Fecha y lugar de nacimiento: 18 de septiembre de 1995, Oberhausen (Alemania).

Altura: 1,69 m.

Peso: 65 kg.

Demarcación: Mediapunta

Club actual: Schalke 04

Max Meyer es la nueva perla de la prolífica cantera del Schalke 04. La misma que engendró a Mesut Özil, Manuel Neuer o Julian Draxler, compañero de Meyer y actual estrella del club de Gelsenkirchen. Con 18 años y el histórico 7 de Raúl a la espalda, Meyer es ya un habitual en los planes del técnico Jens Keller. Disfruta de la confianza del míster, la paciencia que todo joven prometedor necesita, minutos para devolverlo con juego y cada vez más titularidades. El fútbol alemán está de enhorabuena. A la extraordinaria generación de futbolistas que pueblan la selección absoluta, se le está uniendo un grupo de jóvenes que llaman a la puerta con fuerza. Meyer va en cabeza.

De momento, la Mannschaft queda lejos, su lugar son las categorías inferiores, donde debe reinar para ganarse dar el salto. Y lo hace. En 2012, por ejemplo, lideró a la selección germana sub-17 hasta el subcampeonato europeo. El título finalmente se lo llevó Holanda, pero eso no fue impedimento para que Meyer fuese designado como el mejor futbolista de un torneo en el que también fue el máximo goleador. Actualmente en la sub-19, todo el mundo sabe que será difícil que se respeten los plazos. Meyer va muy deprisa. Como el balón cambiando de pie cuando el pequeño Maximilian lo tiene en su poder.

Max Meyer es un mediapunta con un portentoso control sobre la pelota, más enfocado a los últimos metros que a la base. Su zona es la frontal del área, y aunque puede jugar en banda y lo hace, su tendencia es marcadamente central. Recibiendo en cualquiera de los tres carriles, su destino es la corona. Para alcanzarla, Max echa mano de la que seguramente sea su principal habilidad, y la más espectacular: su capacidad para esconder la pelota. Cuando conduce, es casi imposible quitársela sin falta. Rodeado de contrarios, mantiene el cuero pegado a su bota mientras esquiva un bosque de piernas que intentan arrebatárselo. Juega en un palmo de terreno como si lo hiciera en una basta llanura, sirviéndose de una velocidad vertiginosa para cambiar el balón de pie. Pese a que la pueda rozar, el defensor siempre tiene la pelota demasiado lejos si está en poder de Meyer.

Decidido en el dribbling, su capacidad para sortear rivales y conservar el esférico en las zonas de más peligro crea un remolino a su alrededor que absorbe a más y más adversarios, y que al mismo tiempo libera a sus compañeros de las marcas rivales. Y eso es sinónimo de generar espacios donde normalmente no los hay. Cuando consigue sacar el balón y encontrar el pase, es fácil que halle a un compañero sólo y habilitado para enfrentar portería. Gracias a esto, Meyer es un futbolista capaz de generar muchas oportunidades de gol para su equipo.

Intermitente como todos a su edad y con un nivel técnico altísimo, es un buen asistente, posee una notable visión de juego y capacidad para el gol. Sin balón, no es muy dado a la hiperactividad. Cuando la pelota está en poder del compañero, su objetivo es ofrecerse más que buscar un desmarque al espacio o arrastrar a un rival. Su fútbol se activa cuando le llega el cuero. Recibe bien orientado y gira a gran velocidad. Su cuerpo, corto en estatura pero corpulento y con un tren inferior poderoso, le permite protegerse del intento del rival por anticiparse. Sabe poner el cuerpo y utilizar su cadera para cerrarle el acceso al defensor.

En transición defensiva, lo normal es que su técnico le de pocas responsabilidades. Ni las siente ni sirven para potenciar al jugador. Como mediapunta en el habitual 4-2-3-1 del Schalke, lo normal es que en fase defensiva el equipo quede parado en un 4-4-1-1 en el que Meyer queda sensiblemente descolgado arriba. Ahí, una vez su equipo recupera, tiene el rol bien de lanzar, bien de conducir la contra, porque si bien posee una zancada larga y un tren inferior potente, lo cierto es que el jugador prefiere siempre el envío al pie antes que al espacio.

Con la competencia de Draxler, Boateng o “La Foquita” Farfán, la titularidad en el Schalke no la tendrá precisamente barata. Como revulsivo, eso sí, pocos futbolistas más capacitados que él para cambiarle la cara a un partido. Por energía, descaro y capacidad de desequilibrio. Lo dejó patente a finales de octubre cuando dinamitó un Schalke-Borussia Dortmund entrando desde el banquillo. En apenas dos minutos, y con un 0-2 en contra en el tanteador, dio dos asistencias de gol que sus compañeros marraron y anotó el tanto que acercaba a los locales en el marcador.

A largo plazo, eso sí, su sitio estará en el once. Será inamovible. Bien porque su club no pueda retener mucho tiempo más a un talento como Draxler, bien porque el de Meyer tirará la puerta abajo. Poder disfrutar de lo mejor de ambos sería la mejor noticia posible para los de Gelsenkirchen. Si ellos no pueden, será la selección alemana quien lo haga. Pero lo veremos. Seguro.

Este análisis forma parte de la Guía de Promesas 2014 de El Rincón del Esférico, en la cual, desde En un momento dado, hemos tenido el placer de colaborar.

 

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