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El Barça en campo rival

El Barça en campo rival

CDtHSLQW0AA1_57A lo largo de la temporada, la historia del Barça con su ataque posicional ha sido una historia con sus más y sus menos. Sus menos duraron bastante, hasta bien entrado el mes de enero, fecha hasta la cual Leo Messi había sido prácticamente la única solución para un equipo que prefería atacar en transición, cuando se veía obligado a hacerlo enfrentando a una defensa que esperaba bien organizada atrás. 2015, sin embargo, trajo consigo la derrota en Anoeta, y ésta una reestructuración táctica que dio con Leo Messi abierto a la derecha. El equipo pareció encontrar la fórmula, y con el argentino y Neymar partiendo muy cerquita de la cal, encontraba soluciones para imponerse, también, en ataques dilatados en campo rival. El regate de los dos cracks -demasiado separados entre sí como para que las ayudas defensivas del rival llegaran a todas partes-, los espacios que fabricaba Leo volcando al adversario hacia el perfil diestro, su ronaldinhesco pase diagonal y un nuevo mecanismo de salida con Alves de protagonista, permitieron al equipo despegar en cuanto a juego, encadenar una racha de once victorias consecutivas y crecer en seguridad y en autoestima.

Poco a poco Messi volvió a abandonar la banda -o a no ocuparla con la misma regularidad- bien por indicación de Luis Enrique o por su propio deseo, y si bien es cierto que la línea futbolística ascendente que seguía el grupo inicialmente sufrió un bache, llegados al momento decisivo del curso puede decirse que el plan ya no necesita que Messi parta escorado para funcionar y que el ataque culé cuando se asienta en campo rival, se sitúe donde se sitúe el 10, es mucho más rico y efectivo de lo que lo ha sido en cualquier momento anterior del año. Cabe apuntar antes de nada lo obvio: individualmente los jugadores del Barça están finísimos. Exuberantes técnicamente y pletóricos de confianza, de todo se creen capaces y les sale todo, y cuando están así hombres como Messi, Iniesta, Neymar o Suárez, poco más se puede hacer que disfrutarlos. Pero además, no obstante, hay otras explicaciones. O quizá las explicaciones de que esto sea así.

En primer lugar, el mediocampo ha ganado peso y presencia. E intención. Con apuntes de juego de posición como en Sevilla pero por lo general con referencias menos fijas, a Iniesta, Busquets y Rakitic -o Rafinha y Xavi cuando han estado- se les ha otorgado un mayor protagonismo en el juego. Especialmente en el caso del manchego, se le requiere para controlar el ritmo del encuentro interviniendo muchas más veces que a lo largo de otros tramos de la temporada, y menos orientado a la continuidad en banda que a activar el carril central. Contra el Espanyol, además, sorprendió con una versión de interior organizador que no le conocíamos y que anoche en el Camp Nou desempeñó, de forma más esperada, Xavi Hernández. Al compás de un director de juego, también Busquets, Rafinha y Rakitic han encontrado un contexto en el que sacar pecho. En el caso del mediocentro es especialmente notorio, pues a su habitual agilidad y velocidad para tocar el esférico, jugando en campo rival y con el equipo junto, saca a pasear su capacidad en el robo con las piernas a modo de stick. Además, a los tres se les suma a veces Messi y siempre Dani Alves. Desde que el Barça modificó la disposición de sus hombres de ataque y Leo se fue a la derecha, la función del lateral cambió. Ya no se le pide que suba la banda ni siquiera cuando el extremo se va al centro -entonces quienes suelen compensar son el interior derecho o el nueve- sino que cierre su posición y se incorpore al centro del campo. En esta zona del campo su pie y sensibilidad para con el juego son los de un centrocampista, permite superioridad numérica y conforma una sociedad casi perfecta en la combinación en corto con Leo Messi.

En segundo lugar, la sintonía y complementariedad de los tres delanteros ha alcanzado cotas exquisitas. Neymar, Messi y Luis Suárez se entienden tanto en trío como en pareja, se divierten jugando juntos y su fútbol encuentra fácil acomodo para expresarse junto al de sus dos compinches. El reparto de alturas, el aligeramiento de las vigilancias rivales o la fluida ocupación de las bandas son algunas de las causas y consecuencias de su buena entente. Clave ha resultado, en este sentido, el definitivo aterrizaje de Luis Suárez en el engranaje del equipo. El uruguayo suma constantemente, en muchos frentes distintos y de forma generosa para que la compleja tarea de encajar a los tres craks no revierta dificultad aparente. Rompe al espacio para que sus socios encuentren libre la frontal o habilitado el pase al espacio, compensa a banda y banda la presencia interior de los dos exteriores y apoya de espaldas a portería en la frontal para favorecer la pared. Esta presencia por delante de la línea defensiva contraria, también ha contribuido decisivamente al nuevo protagonismo del carril central en el ataque blaugrana.

La tercera consideración es defensiva y no es tanto el evidente escenario favorable que encuentra el Barça para presionar arriba cuando antes ha logrado mandar ahí a su ataque y hacerlo con sus piezas cerca las unas de las otras, como, otra vez, la importancia del nuevo rol de Dani Alves. En el tramo más áspero de la temporada, cuando Leo Messi tenía que solucionar la papeleta en mediocampo mientras Dani Alves aguardaba abierto a banda y en posición adelantada, prácticamente cualquier pérdida, fuera cual fuera la altura a la que se produjera, desembocaba en la posibilidad de que el rival se plantase sin demasiadas dificultades en las inmediaciones del área de Bravo o Ter Stegen. La estructura no sobrevivía en transición defensiva. Con Messi en banda esto se solventó tanto porque se atacaba mejor como porque por detrás del la pérdida, a modo de barrera, Dani Alves mantenía la posición. Sin su espalda vencida y su mera presencia como baliza intermedia, la velocidad del contraataque rival tendía a aminorar, y su técnica defensiva en la recuperación e instinto para ganar el rechace casi como un segundo mediocentro, daban un plus de seguridad defensivo que el equipo agradeció. Ahora que Leo ya no siempre juega en banda, sin embargo, la función del lateral se mantiene. Sigue siendo bien el interior bien Luis Suárez quien compensa la mayoría de las veces. O nadie, como sucedió por momentos en Cornellà y anoche ante el Getafe. Alves sigue siendo el tapón, y para el equipo, despegar a Messi de la cal, una opción más en ataque.

Comments:2
  • vi23 29 abril, 2015

    Dani Alves es absolutamente perfecto para el rol que está desempeñando. Por un lado, su capacidad de asociación en corto es brutal. Por otro, su empatía con Messi es alucinante. Finalmente, es un activo increíble a la hora de dificultar la transición ofensiva del rival.

    Ay, el año que viene

    Reply
  • jose 30 abril, 2015

    Primero vamos a ver como termina la temporada actual y despues ya pensaremos en otras historias, puede ser la mas brillante o la mas lamentable.

    Reply

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