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Luiz Adriano

Tanto F.C.Barcelona como Shakhtar Donetsk comparten un discurso futbolístico con un mismo objetivo: mandar desde la posesión. Ambos quieren ser protagonistas con el esférico y que su juego de ataque marque su transición defensiva. Por este motivo, el emparejamiento entre estos dos equipos puede mantener bastantes similitudes con el que en cuartos enfrentó al equipo de Guardiola con el Arsenal. Como el cuadro londinense, el Shakhtar sabe, de antemano, que ante el Barça el mayor volumen de posesión siempre será para los azulgranas. No hay un equipo en el mundo más preparado para hacerse con el control del esférico y mucho tendríamos que remontarnos para recordar un partido en el que el Barça tuviese menos porcentaje de posesión que su adversario. De entrada, pues, Lucescu sabe que no le será posible poner en practica su plan habitual. Llegados a este punto, los rivales del Barça, dependiendo del nivel de sus futbolistas, de sus características y de su personalidad, tiene dos opciones. La primera, la más ambiciosa, es la que vimos poner en práctica al Arsenal en el Emirates, que consiste en no renunciar a sus fases de posesión. Implica buscar la salida limpia, contar con futbolistas capaces de combinar, esconderle el balón a los azulgranas y tomarse su tiempo antes de finalizar las jugadas para obligar al Barça a tener que situarse en fase defensiva. El equipo de Guardiola persigue recuperar arriba, jugadores como Busquets o Alves roban más balones en campo contrario que en el propio, entre otros motivos, porque a excepción del brasileño, Piqué y Mascherano, el resto de jugadores no tienen las características para defender próximos a la portería de Valdés.

Tras ganar la Supercopa de España ante el Athletic de Bilbao, el F.C.Barcelona tendrá la oportunidad de sumar el segundo título de la temporada frente al campeón de la última copa de la UEFA, el Shakhtar Donetsk de Lucescu. El triunfo del equipo ucraniano en la UEFA, del mismo modo que sucediera la temporada anterior con el Zenit de San Petersburg, puede verse como una sorprendente aparición de un equipo semi-desconocido, pero en realidad, se trata de un crecimiento deportivo que se explica por la intervención del multimillonario Rinat Akhmetov. De la mano de su fortuna, el Shakhtar se ha especializado en actuar como puerta de entrada al fútbol europeo de jóvenes promesas provenientes de Sudamérica, lo cual ha permitido al conjunto de Donetsk juntar a los Srna o Chygrynskiy, una constelación de talentos brasileños formada por los Ilsinho, Fernandinho, William, Jadson o Luiz Adriano, conformando así un equipo altamente competitivo. Once tipo: equipo El Shakhtar es un equipo que se organiza habitualmente a partir de un esquema 1-4-4-1-1 en el que por delante del arquero Pyatov se dispone una línea de cuatro muy dotada para sacar el balón jugado desde atrás. Así, si el rival no presenta una línea de presión adelantada, tanto Srna, Rat, Kucher como el deseado Chygrynskiy, asumen la responsabilidad de construir juego. Con una salida fácil desde la zaga, el juego del Shakhtar acostumbra a buscar las bandas, ya que las funciones del mediocentro, ya sea Hübschman o Lewandowski, son básicamente defensivas y apenas se involucra en la construcción. En los costados, en cambio, los de Lucescu tejen una red asociativa en la que a los hombres de banda –lateral y volante- se les unen Fernandinho y Jadson desde el centro. El primero, un hombre importante aunque probablemente el futbolista más desaprovechado del once de Lucescu aparece tanto para dar fluidez y continuidad a la posesión como para desequilibrar mediante un pase en profundidad valiéndose de su excelente técnica individual y su gran visión de juego. Jadson, por su parte, actuando con total libertad por detrás del delantero centro y con las espaldas cubiertas por el doble pivote se convierte en el jugador clave del ataque ucraniano y el hombre que da sentido al juego ofensivo del equipo. Tras pérdida en banda, debido al alto número de futbolistas situados por delante del balón, son los laterales los que abandonan su posición para atacar al balón y ralentizar la transición del oponente, dando tiempo a sus compañeros a recuperar su sitio en defensa.