Dos formas de salir
Neymar Jr. y Kiko Femenía van a protagonizar en la Final de Copa, al menos, dos duelos encontrados. El más directo confrontará la creatividad del brasileño en el desborde con la capacidad del alicantino de secarlo. Lateral derecho de reconversión, la prueba para al alavesista será una de las más complejas a las que hoy en día puede enfrentarse un jugador en su posición, pues la cantidad, calidad y diferencia de los intentos del crack culé representan un reto físico, técnico y casi de adivinación con pocos equivalentes. Cada recepción de Neymar obliga a estar preparado, pero sin saber muy bien para qué prepararse porque el camino del de Mogi das Cruzes siempre puede ser uno nuevo.
Apostado en el perfil de Iniesta, Jordi Alba o Samuel Umtiti, y buscando, si es necesario, el balón muy atrás, que Neymar no participe se antoja, hoy por hoy, una aspiración con pocos visos de materializarse. En los últimos cuatro encuentros de Liga, el esférico le ha llegado incluso más que a Messi, siendo en tres de esos encuentros uno de los dos culés que más veces contactó con el cuero. Que sus pies tendrán alimento, pues, es una de las escasas certezas del momento de juego blaugrana. Máximo regateador de Europa con más de cinco dribblings completados por encuentro, las consecuencias de su relación con la pelota son dobles: por un lado es capaz de generar el desequilibrio que abra la puerta a la ocasión y, por el otro, es fundamental permitiendo que Leo Messi se asome con continuidad a la frontal del área. Sin ir más lejos, así sucedió en Mendizorroza, con su atracción y efervescencia como sacudida para abrir una grieta en el entramado babazorro, por la que filtrar el juego hacia el argentino en la mediapunta. Poder controlar a Neymar y a sus consecuencias, o al menos minimizar cualquiera de las dos cuestiones, no sólo tendría efecto sobre el futbolista brasileño sino sobre el plan de juego culé y la comodidad de su máxima estrella. Es la principal forma de avanzar que tienen ambos.
También Kiko Femenía es importante en el modo como el Alavés gana metros sobre el campo. Pese a tener con Deyverson Silva una opción clara y fructífera para la salida en largo, los de Pellegrino son un conjunto que no sólo no renuncian a iniciar en corto y por abajo sino que en ello edifican algunas de las más rentables ventajas de su plan. Encontrar las rutas de escape, resulta fundamental para los vitorianos con tal de abrir paréntesis en el ejercicio de ataque del rival, tomar aire, interrumpir el ritmo y mover por un momento el norte de la brújula. Hacer que su repliegue no sea la única dirección que oriente al encuentro, sino que ésta se interrumpa con lances en los que el adversario deba reconstruirse para el robo y se vea forzado a correr hacia su propia portería. El hombre fundamental en esta tarea es Marcos Lorente, pero el lateral derecho ejerce como su escudero más fiel. De hecho, sólo el mediocentro da más pases que él, y sólo éste y Camarasa yerran menos. Juntos edifican el pasillo de seguridad a través del cual la salida alavesista adquiere apariencia de control, aglutina a los rivales y al juego, y esquiva la pérdida de balón que desbarate el plan. Mientras la tienen ellos, el Alavés no la pierde, y mientras el Alavés no la pierde, el contrario no puede atacar. Es lo que quiere hacer, tanto tiempo como sea posible, la banda izquierda del Barça. La de Neymar, Jordi Alba e Iniesta. Ambas salidas se verán de frente.
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– Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
