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Ser diferente

Arturo Vidal of Barcelona looks on ahead of the Joan Gamper Trophy between FC Barcelona and Boca Juniors at Camp Nou on August 15, 2018 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

Ser diferente

Parte del último titulo de Liga del Barça correspondió a su banquillo. Sin llegar a la excepcionalidad histórica que supuso el Madrid 2016-17 que la levantó disputando varios tramos trascendentales prácticamente con la segunda unidad de su plantilla, también el conjunto de Valverde supo encontrar recursos y soluciones en su fondo de armario que pudieran darle alguno de los puntos que finalmente le valieron el campeonato. Paulinho, Semedo, Dembélé, André Gomes, Denis Suárez, Coutinho, Vermaelen o Paco Alcácer, bien como recambios en el once, como alternativas en la undécima plaza de la alineación que quedó sin dueño claro, o entrando desde el banquillo para resolver situaciones de juego concretas, resultaron argumentos con peso para que los azulgranas recuperaran el cetro liguero. A la hora de dar forma en la plantilla al cuerpo de suplentes, habitualmente se enfrentan dos necesidades que, en la medida de lo posible, conviene acompasar. Por un lado, un suplente debe ser capaz de reproducir buena parte de las dinámicas del titular habitual, para que, en caso de necesitar éste un reemplazo, la estructura del conjunto no se vea alterada en exceso. Así, por ejemplo, para ganar el triplete, Luis Enrique reconvirtió a Pedro Rodríguez en el recambio natural de Luis Suárez de modo que una ausencia del uruguayo no desplazara a Leo Messi de la posición en banda desde la que se explicaba en gran medida a aquel equipo. Por otro lado, no obstante, para que el jugador suplente pueda ser útil más allá de una ausencia o baja forma del titular, siempre es deseable que sea un futbolista capaz de aportar aspectos y características distintas con tal de que ambos puedan ser empleados a la vez si la situación lo requiere. Para multiplicar las posibilidades del técnico, disfrutar de más minutos de activación y diversificar la competencia. Seydou Keita pudo jugar y jugó por pero también con los interiores de Guardiola. Era igual, y a la vez distinto.

El curso pasado, a algunos de los suplentes de Ernesto Valverde, sin embargo, la progresiva maduración táctica del equipo y, con ello, la paulatina definición que fueron adquiriendo los roles en el mecanismo de juego culé, les fue dificultando el segundo encaje. Siguieron siendo diferentes, pero cada vez fueron menos iguales. El caso más claro de todos fue el del brasileño Paulinho, quien, más allá de su polémico fichaje, resultó una pieza a la que el entrenador otorgo un notable protagonismo. Futbolista de llegada e irrupción desde la segunda línea, su concurso incorporaba al juego culé un tipo de amenaza que, sin él, no se tenía, y fruto de ello finalizó el curso como el tercer barcelonista más goleador en Liga y el cuarto sumando todas las competiciones. Pero a medida que el mediocampo del campeón fue definiendo tanto sus roles (un interior más compacto en el primer escalón y uno más ligero en el tercero) como su mensaje (el pase), la presencia como titular de un futbolista como el brasileño resultó más difícil de asimilar por parte de un mecanismo que, de partida, no contaba con un hombre de su perfil. Su utilidad como suplente se redujo notablemente en cuanto a recambio, quedando limitada a especialista o recurso distinto. Como titular, no podía ser Rakitic ni Busquets. Puesto que, se reitera, pese a todo Paulinho ocupó un lugar importante en el manejo de Valverde, su regreso al fútbol chino ha acarreado la incorporación de un futbolista como Arturo Vidal en quien buscar algunas de las singularidades que, como diferencia, aportó el internacional brasileño. La cuestión a desenmarañar a propósito del ex del Bayern Múnich será si, además, el chileno puede parecerse más que Paulinho a alguno de sus nuevos compañeros.

Porque las diferencias, a priori, parecen claras. Como el nuevo jugador del Guangzhou Evergrande, Arturo Vidal es un jugador que sobresale por el enorme despliegue que es capaz de poner en liza en la zona ancha. Tanto en ataque como en defensa, en el eje vertical o en el horizontal, es un futbolista que, si las lesiones le respetan y sus últimos problemas físicos no hacen mella, asume esfuerzos muy por encima de la media y es capaz de compensar todo tipo de distorsiones tácticas. Trazando el dentro-fuera en la Juventus de la BBC para pisar la banda por delante del carrilero, pisando área como un segundo punta cuando el nueve se quedó sin compañía, y compaginando lo anterior con la cobertura a un mediocentro defensivamente tan lastrado como el último Andrea Pirlo, Arturo pudo ser mediocentro, interior, mediapunta, extremo y punta. Todo en uno. De cara a la principal aportación que dejó Paulinho como culé, la llegada y el remate, cabe señalar que el chileno es un jugador con un enorme volumen de juego apareciendo desde la segunda línea. Con sensibilidad para los espacios y el tiempo de llegada, es posible que su poder de irrupción sea incluso superior al del brasileño en cuanto a frecuencia y agresividad, aunque el de la canarinha seguramente cuente con un olfato finalizador más fino y preciso que el del chileno. Cabe imaginar a un Arturo Vidal que llegue más pero que no golee tanto. La facilidad que ya en otros momentos ha mostrado para compensar en banda acudiendo desde el centro, además, invitan a apuntar posibilidades como la llegada desde la izquierda para recoger al espacio los servicios de Messi, o los desmarques hacia la derecha para ocupar la banda del 10 si se mantiene el reparto ofensivo de este arranque de temporada.

En este sentido, y aunque Vidal sea un centrocampista muy ligado a la irrupción en fase ofensiva, se trata de un llegador al que partir desde un posicionamiento más bajo no sólo no limita sino que puede llegar a beneficiarse de ello. Debido a que su dulzura en tres cuartos de campo no es alta, y a que, sobre todo, a la hora de interpretar la sujeción a la espalda de un rival y de ejecutar el giro, tenga algunas dificultades, atacar la jugada viendo a la portería rival de cara aunque le añada barreras le resta obstáculos. Así, por ejemplo, sus mejores momentos de juego a las órdenes de Pep Guardiola se pudieron ver desde la demarcación de mediocentro, apoyándose en la altura general del equipo para no alejarse demasiado del área rival, y pudiendo romper hacia portería desde abajo bien para sorprender recibiendo un pase filtrado o sumando presencia rematadora ante un centro lateral. Por detrás de la pelota y con muchos futbolistas por delante, además, Arturo encuentra un escenario favorable para volcar su despliegue físico en pos de encerrar el partido en pocos metros. Aguerrido en la presión, abnegado en la disputa de los rechaces e incansable en las persecuciones, tiene los efectos de un perro pastor introduciendo al rebaño en el redil. En el Barça de Valverde, que en sus tramos más intratables hizo del acoso adelantado una de sus grandes armas y que puntualmente utilizó la marca de un centrocampista adelantado sobre el iniciador rival, las suyas son unas virtudes sin balón que cobrarían mucho sentido. El principal inconveniente, pero, puede ser su tendencia a la falta, pues en los partidos de los azulgranas las interrupciones, tanto en ataque como en defensa, acostumbran a ser válvulas de escape para los rivales. Su promedio está por encima de las dos faltas por partido, un dato al que ningún culé se acercó la temporada pasada.

En las variantes tácticas que empleó el Txingurri el curso pasado, Arturo puede tener cabida tanto en la mencionada demarcación de mediocentro, sobre todo si, como a Busquets, se le permite saltar a la presión en pos de acosar al poseedor del balón, como en la del interior más próximo al pivote. Ya a lo largo de su carrera, de hecho, ha tenido una estrecha relación con la cobertura de centrocampistas no demasiado dados al despliegue como Pirlo o Xabi Alonso, dos compañeros de los que, tanto en Turín como en Múnich, en algún momento ejerció de guardaespaldas. El Barça del curso anterior trabajó muy a menudo el vínculo del interior derecho con el mediocentro como si de un contrafuerte se tratara, un soporte posicional que descargando al pivote le permitiera ganar metros tanto en fase defensiva para presionar como en fase ofensiva para establecer una muy productiva relación vertical desde el pase con la zona de Leo Messi. Con menos golpeo que Rakitic pero más implicación en la circulación de la que acostumbró a tener Paulinho, por capacidad técnica y sentido de la jugada parece más fácil de involucrar con el carácter pasador que le dio Txingurri a su línea de medios que el brasileño. Más complejo puede resultar el manejo de su incontinencia posicional, tratándose de un futbolista de tendencia al recorrido y a escenarios menos controlados, aunque si lograra domarse la posición de partida baja que suele deparar el interior derecho culé para su ocupante podría brindarle un jugoso espacio por delante a través del cual proyectarse.

Por último, cabe hacer mención a la alternativa del rombo que en determinados momentos del curso utilizó Valverde la temporada pasada, con un vértice superior que entonces recayó en Paulinho y que, ahora, podría ser para Vidal. Enfocado a la llegada, a compensar por delante del balón los acercamientos de Messi al mediocampo y al desmarque hacia la banda para ocupar junto al lateral los costados de un dibujo sin delanteros externos, se antoja una disposición muy indicada para el chileno sobre todo en contextos de transición y en la que, defensivamente, su despliegue podría lucir tanto adelantando la posición para tapar al mediocentro rival como retrocediendo para proteger a Busquets a la manera que antaño hizo con Pirlo. En situaciones más posicionales y de ataque organizado, sin embargo, es una altura que prácticamente siempre lo llevaría a partir a la espalda del mediocampo rival, una zona en la que su comodidad disminuye muy notablemente y que, quizá, obligaría a intercambios con alguno de los puntas para que fueran estos quienes acudieran al espacio de la mediapunta con Arturo asumiendo su presencia en el área. Un jugador en el que encontrar la diferencia e impacto de especialista, pero con el encargo de poder sumar, también, de la misma forma que suman los demás.

 

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– Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:2
  • Javier 28 agosto, 2018

    Pues mira que cuando le ficharon la primera ubicación que se me ocurrio fue de interior izquierdo con Coutinho delante de extremo izquierdo, con constantes intercambios de posiciones, Vidal buscando profundidad y remate y Coutinho bajando un poco, de hecho ese creo que sera el once que ponga Valverde frente a partidos top.

    Off-topic
    No puedo ver habitualmente la Eredivise, por eso quería preguntarte Albert por Frenkie de Jong, por sus condiciones diria que el es mas bien un mediapunta, por eso me cuesta entender por que en el Ajax juega tan retrasado y de cara, no seria mas dañino mas cerca del area para filtrar buenos pases? en un 4-3-3 su posición ideal no seria la de interior mas mediapunta?

    Reply
    • Morén 28 agosto, 2018

      – Yo a Vidal como interior izquierdo lo veo, sobre todo, si es con una altura de partida más baja de lo que tuvo la posición la temporada pasada. Por lo que comento de que, jugando entre líneas, suele tener más dificultades. En este sentido, el año pasado, como el esquema no tenía extremo izquierdo, el interior fue muy mediapunta y se fijó muchas veces a la espalda del mediocampo rival. Viendo el inicio de esta temporada, con extremo izquierdo y los tres delanteros tendiendo al carril central, ya me encaja más. Primero porque la referencia entre líneas sería el delantero (Dembélé, Coutinho…), y segundo porque si las bandas son cosa únicamente de los laterales podría plantearse proyectar a ambos a la vez sujetando por detrás con los tres centrocampistas. A partir de ahí, empezando desde abajo, ya sí activar el recorrido de Vidal.

      – Personalmente, hoy por hoy, el mejor De Jong a mí me parece el interior/mediocentro. El que puede jugar de cara, vamos, y desde ahí conduce, pasa, etc. Lo normal es que con el tiempo vaya ganando recursos también por delante del balón, y en según qué equipos me imagino su encaje más bien como mediapunta con dos jugadores por detrás. Lo que sí me chirría más es lo de ubicarlo como central. Se entiende por el nivel de la liga holandesa y lo que aporta el jugador en esas zonas del campo, pero creo que al Ajax le rentaría mucho más pensar en él definitivamente como un centrocampista y tratar de potenciarlo desde ahí. Buscar su 100% y no una versión interesante colectivamente pero individualmente menos ambiciosa como es la de central. Por lo que se desprende de los últimos partidos del Ajax, parece que es el paso que se está dando ya con él.

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